Revisado por Martín Cotaimich, bioquímico (M.P 5167) especializado en consumos y Carolina Ahumada, coordinadora del grupo PAF, un dispositivo de intervención perteneciente a Intercambio Asociación Civil.
La marihuana es víctima de muchísimos prejuicios causados por la desinformación, que a su vez es causada, en gran parte, por la ilegalidad.
Uno de los recelos más comunes es aquel que la equipara a cualquier otra “droga” de consumo recreativo. En contrapartida existe la creencia, también infundada, de que la marihuana es totalmente inocua, que puede consumirse en cualquier contexto y sus efectos nunca pueden resultar negativos. Ambas conjeturas son incorrectas.
Sí, el cannabis es una planta medicinal y es cada vez es más la gente que la consume no por sus efectos psicotrópicos sino para tratar dolencias y trastornos. Sin embargo, su uso más extendido sigue siendo el recreativo. El problema reside en que la planta va muchas veces acompañada de drogas cuya composición es mucho más opaca, sus dosificaciones inciertas, y sus efectos impredecibles.
Es ahí que la noción de uso responsable de la marihuana se desdibuja.
Es muy común usarla junto a alucinógenos o empatógenos para “subir” y/o luego de estimulantes para “bajar”. Ambas son nociones subjetivas y para nada científicas. Muchas veces, las sensaciones producidas en nuestro cuerpo por dichas combinaciones no reflejan los efectos reales que éstas tienen sobre nuestro organismo. Para profundizar sobre los efectos a la hora de mezclar marihuana con otras sustancias, consultamos con expertxs:
Martín Cotaimich es bioquímico (M.P 5167) especializado en consumos y estudiante avanzado de farmacéutica. Carolina Ahumada es coordinadora (junto a Pablo Pérez Ponisio) del grupo PAF, un dispositivo de intervención perteneciente a Intercambio Asociación Civil. Es importante aclarar que desde PAF parten de Regulación Legal, que es un documento firmado por varias asociaciones civiles a favor de la legalización del cannabis para uso adulto. Son un organismo pro-cannabis, pero es su trabajo informar sobre los riesgos.
En una entrevista con El Planteo, la dupla accedió a iluminarnos respecto de este tema tan importante y frecuentemente relegado.
Contenidos
- ¿Cuáles son los riesgos de consumir marihuana recreativa?
- Alcohol
- LSD y Psicodélicos
- Cocaína
- MDMA y éxtasis
- Cómo actuar ante un mal viaje
- La prohibición, la parte más peligrosa de toda combinación
¿Cuáles son los riesgos de consumir marihuana recreativa?
Es un hecho: más allá de una circunstancial taquicardia que puede ser muy desagradable, o tal vez una bajada de presión o un mareo que produzca ganas de vomitar, los riesgos físicos de consumir marihuana son prácticamente nulos.
“A nivel daño físico la marihuana es bastante inocua si se la compara con el resto de las drogas recreativas, y además cada vez se descubren más beneficios medicinales de la planta del cannabis. Pero es un psicoactivo poderoso y no hay que subestimarlo” explica Ahumada.
“En nuestra experiencia como dispositivo de intervención, el año pasado nos llegaron muchas malas experiencias con cannabis como desencadenante de ataques de pánico, ataques de ansiedad y malos viajes. Se lo puede pasar muy mal y la marihuana no es una santa que está eximida de eso por ser una planta y ser natural”, continúa la especialista.
Una verdad inapelable es que, ante cualquier cuadro psiquiátrico de menor o mayor gravedad, se desaconseja en principio el consumo recreativo de cualquier tipo de psicotrópico. Aquellas personas que sigan un tratamiento psiquiátrico y quieran fumar marihuana deberían primero consultar con su profesional a cargo y seguir sus recomendaciones.
“No existe ninguna droga que sea objetivamente buena para todo el mundo. Todas, legales o no, tienen efectos negativos en algunas personas. Si no serían Flores de Bach, que desde la ciencia las consideramos agua. La marihuana tiene sus riegos, más en la gente muy joven o en personas que tengan un sustrato psicológico con más tendencia a la psicosis o a la depresión” cuenta Martín.
En sus palabras, es trágico todo el potencial de investigación que se pierde sobre la marihuana debido a las (insuficientes) razones para prohibirla. No genera prácticamente impacto físico ni adicción, su mortandad es prácticamente nula y muchos de los problemas relacionados a su consumo podrían resolverse con información y educación.
“Bajo mi punto de vista, muchos de los males que se le atribuyen a la marihuana son en realidad problemas sociales. Comparada con tantas otras sustancias completamente aceptadas por la sociedad, desde el alcohol, el tabaco, y hasta la sal de mesa, con altísimos índices de mortandad, señalar a la marihuana no tiene ningún sentido”, dice Cotaimich.
Sin embargo, a la hora de mezclar la marihuana con otras sustancias, el problema reside en la posibilidad de disparar un mal viaje o de que interactúe negativamente con los efectos psicológicos que la otra droga produce. Aunque lo parezca, eso no es un tema para nada menor.
En lo que a experiencias positivas respecta, la mayoría de las personas en cuestión son experimentadas, adultas, sanas (física y mentalmente) y responsables. En esos casos, el viaje puede ser espectacular, desde muy placentero y divertido hasta formativo y trascendental. Pero en los malos casos, las consecuencias pueden ir desde pasar un mal rato hasta ataques de pánico y, en casos muy desafortunados, hasta episodios psicóticos. Así que más vale prestar atención siempre.
Mezclar marihuana con alcohol
“Atendemos mucha gente alcoholizada”dice Carolina. “Mezclar alcohol con cualquier otra sustancia siempre es un peligro porque es un depresor y además genera deshidratación” Es la sustancia número uno en peligrosidad, tanto para lxs consumidorxs como para lxs demás.
Si bien es súper común, el alcohol es una de las peores drogas a la hora de combinar con otras. La facilidad de acceso, las cantidades altas y normalizadas de consumo, y la sensación de que hidrata, cuando en verdad hace lo contrario, son de por sí un cóctel potencialmente letal.
Y no es sólo mezclar alcohol con marihuana que está mal: se desaconseja mezclarlo con cualquier otro psicoactivo. Dado que el alcohol actúa por intoxicación y altera el funcionamiento fisiológico del cuerpo, tiene el potencial de descontrolar cualquier otra situación que esté sucediendo dentro de nuestro organismo.
La información es contundente: el alcohol es una de las drogas más peligrosas, a la altura de la heroína y la cocaína. Mezclarlo con cannabis es una mala idea al igual que con cualquier otra droga. De hacerlo, que sea con precaución, en un ambiente controlado y sin exponerse ni exponer a otros a riesgos físicos de ningún tipo.
Mezclar marihuana con LSD y otros psicodélicos
Amigas inseparables y compañeras de viaje.
Sin embargo, nunca está de más recordar una máxima que no sólo aplica a estas dos drogas puntualmente, sino a cualquier sustancia psicoactiva: siempre se debe tener en cuenta el panorama emocional de lx consumidorx en el momento. “Hay que ser cuidadosos”. Dice Carolina, “Depende del momento mental de la persona. Si se está en un momento de ansiedad, depresión, o miedos o preocupaciones muy grandes, puede intensificarlos y generar un estado de obsesión donde se vuelve siempre sobre lo mismo”.
Como con cualquier otro psicoactivo fuerte, en el caso del LSD se considera conveniente consumir marihuana luego del pico de intensidad, no antes ni durante. Si se está atravesando un viaje placentero y controlado en un ambiente seguro, fumar marihuana suele apuntalar la experiencia, volver a intensificar el viaje y otorgarle un refresh al estado de alteración inducido por el psicodélico. Pero paciencia; lo recomendable es comenzar a fumar después de varias horas, cuando la persona ya está familiarizada con el estado y el viaje de esa droga en particular, y el momento más impredecible ya pasó.
Lo mismo con otro tipo de psicodélicos, como los hongos: recién al final del viaje, pues las alucinaciones pueden ser demasiado fuertes. Así y todo, también hay versiones que indican exactamente lo contrario: muchxs usuarixs han comentado que consumir cannabis durante el momento más intenso de la experiencia le quitó fuerza a la misma, interrumpiendo con su confusión “familiar” la lisergia alucinante de los hongos. Es decir, el argumento vale tanto para aquellxs temerosos como para aquellxs sedientos de experiencias cada vez más intensas: mejor dejar que los hongos solitos desplieguen todos sus efectos.
Durante una toma de ayahuasca es una regla tácita: no se debe (y en general no se quiere tampoco) fumar marihuana ni ingerir ninguna otra sustancia psicoactiva en lo que dure el proceso.
Mezclar marihuana con cocaína
En general se considera una mala idea consumir marihuana estando en un subidón de cocaína, empezando porque es mala idea consumir cocaína en primer lugar. Pero incluso en caso de hacerlo idealmente (aunque casi nunca se cumple), no debería ser mezclada con otras sustancias psicoactivas.
Marihuana y cocaína no son drogas compatibles: mientras una estimula y contrae los vasos sanguíneos, la otra relaja y los dilata. A nivel efectos, la combinación puede llevar a que no se disfrute ninguno de los dos, y en cambio enfatizar sus peores características. Además, puede generar un fuerte aumento de la frecuencia cardíaca, subiendo la temperatura del cuerpo y causando varias sensasiones físicas muy poco placenteras.
“No hay un riesgo físico concreto, como cuando tomás cocaína y te bajás una botella de whisky, interacción en la que sí hay un riesgo serio fisológico de morir o por lo menos de hacerse mucho daño ya que el cuerpo empieza a funcionar descontroladamente desde lo fisiológico” describe el bioquímico. Aparentemente, al que sí hay que prestarle especial atención es al histórico compañero de aventuras de la cocaína, el alcohol.
Si bien es sabido por lxs consumidorxs que marihuana y cocaína no maridan bien, se suele fumar para “bajar”. Esto es, cuando ya se dejó de consumir el estimulante, pero el cuerpo sigue alerta y acechan los pensamientos negativos y la angustia del final de una noche (o día) de cocaína. En esos casos a algunas personas fumar las ayuda a sentir bienestar y, progresivamente, entrar en un estado más relajado. La parte de progresivamente es importante: instantes después de fumar marihuana estando bajo los efectos de la cocaína se experimenta un estado de alteración fuerte. Si sus efectos serán agradables o desagradables es bastante impredecible y depende de la dosis, de la calidad, y de la resistencia y conocimiento de lx consumidorx.
En principio, se desaconseja: “A esta mezcla hay que prestarle especial atención. Los estimulantes como la cocaína elevan los niveles de ansiedad, y mezclada con marihuana puede inducir a uno de esos loops bastante heavies de persecución y paranoia”, elabora Carolina de PAF. Pesimismo, paranoia y neurosis sumadas al estado de confusión al que suele inducir el cannabis: una mezcla potencialmente muy conflictiva.
Mezclar marihuana con MDMA (éxtasis)
“Hay una posibilidad de sinergia: es decir, que los efectos se potencian. Por eso se recomienda, si se van a mezclar, consumir marihuana recién hacia el final de la experiencia de MDMA; si se hace en el momento más fuerte, en el momento en el que el éxtasis pega una patada, se puede convertir en algo demasiado intenso, un estado difícil de controlar, e inducir a un mal viaje”, explica Carolina.
Nuevamente, el riesgo no es físico sino psicológico. También puede inducir a taquicardia (ambas sustancias aumentan el ritmo cardíaco) y bajadas de presión, pero no mucho más. Según Martín, “La marihuana no suele ser peligrosa para mezclar con éxtasis de por sí. No juega mucho químicamente con las otras drogas, va a un lugar muy específico del cerebro y no compite por los lugares como por ejemplo pasa entre cocaína y éxtasis”.
En realidad, el mayor peligro que tiene el éxtasis, más allá de las pastillas adulteradas y la posible deshidratación (ambas con origen en la negligencia humana más que en la molécula de MDMA), son lxs usuarixs confundidxs y asustadxs.
“Yo desaconsejo las mezclas, sobre todo porque al mezclar ya sabés que estás cruzando una línea. Cuando consumís con miedo cualquier cosa puede desencadenar un mal viaje: cómo te miró alguien, si la música cambió. Si encima mezclaste estás aún más expectante de cómo te va a pegar y qué te puede pasar, y si no estás muy seguro de lo que estás haciendo esto puede terminar resultando en un momento de mierda, que a su vez puede desencadenar en decisiones de mierda. Hacer cosas peligrosas como irte solo de la una fiesta o subirte a manejar. O tomar excesivamente agua, por ejemplo: ya de por sí el éxtasis una sustancia que hace retener líquido, tomar agua en exceso puede resultar en una falla mayor y potencialmente mortal. Ahí lo que te puede matar no es tanto la sustancia como las malas decisiones tomadas bajo el influjo de la sustancia” explica Martín Cotaimich.
En resumen, no hay riesgo físico, pero el riesgo psicológico amplifica las cualidades potencialemente peligrosas del éxtasis. Por eso, siempre que se toma éxtasis, váyase a mezclar con marihuana o no, hay que tener en mente esta útil lista de recomendaciones: mantenerse hidratadx con agua para bajar la temperatura corporal pero tampoco exagerar, evitar el alcohol, obligarse a ir a orinar al menos cada par de horas, evitar las concentraciones muy apretadas de gente y los ambientes sin oxígeno. Asimismo, si se está bailando desenfrenadamente, obligarse a tomar pequeños descansos también cada par de horas para evitar microdesgarros en los músculos que luego pueden pasar al torrente sanguíneo y desencadenar patologías mucho más graves.
Cómo actuar ante un mal viaje
“Lo principal a la hora de consumir cualquier sustancia es intentar no estar solx. Ahora en momentos de cuarentena, si se está solx es mejor avisar a un amigx de confianza lo que vamos a hacer para que esa otra persona esté atenta”.
“Si estamos al lado de una persona que está teniendo un mal viaje, intentemos tranquilizarla estando nosotrxs tranquilxs también. Hay que evitar el ‘ya va a pasar’, que genera aún más ansiedad y hace que toda la experiencia se convierta en esperar ese momento, haciendo que el malestar dure aún más. Recomendamos aislar a esa persona y llevarla a un lugar lo más tranquilo posible en donde corra aire, darles agua y alguna golosina si lo necesita para la presión. No dejar de estar atentxs a lo que esa persona que está malviajando quiere: hay gente que necesita que la agarren de las manos, que las miren a los ojos, y otras que, todo lo contrario. No hay que imponer nada. Y explicar, con palabras amenas que no sean “ya se te va a pasar”, que es algo transitorio”.
Desde PAF se dedican principalmente a estos casos. Trabajan con un grupo de médicos al que acuden inmediatamente cuando la situación no puede ser contenida por sus propios medios. “Nosotros atendemos muchos casos de gente que consume por primera vez. Sienten algo que nunca antes habían sentido y se asustan. Por ejemplo, mucha gente no sabe que consumir MDMA te puede dar ganas de vomitar o de ir al baño, cosa que es normal porque tenemos receptores de serotonina en los intestinos. Nosotros sobre todo atendemos eso: los efectos de la desinformación”.
Ante la opacidad que hay sobre las drogas ilícitas, lxs dos especialistas coinciden: la locación, la moderación y la compañía lo son todo. Y si se es principiante, estar acompañado de alguien que no lo sea. El consejo de base es rotundo: siempre es preferible no mezclar.
La prohibición, la parte más peligrosa de toda combinación
“La mayoría de los datos con los que contamos sobre combinaciones entre drogas son aportados por usuarios: por gente que además de gustarle consumir, le gusta dar feedback. La realidad es que la mezcla de drogas está muy poco estudiada. Es una discusión muy importante que hay que tener contra el prohibicionismo: cuando una droga se prohíbe se deja de investigar. Es ilegal entonces es como si no existiera más. No contamos con la información de verdad, científicamente conseguida, sobre los riegos y las interacciones”, se lamenta Cotaimich.
La insuficiente evidencia científica sobre los efectos y la falta de regulación en la manufactura convierten a las sustancias ilícitas en una ruleta a la hora de consumirlas. Y ni hablar, entonces, de poder predecir sus interacciones con otras.
El alcohol, por ejemplo, es la sustancia número en lo que refiere a número de muertes. Sin embargo, nadie se hace demasiadas preguntas sobre la seguridad de su consumo, sus efectos, y si es correspondiente o no mezclarlo con otras sustancias. Asimismo, la información sobre calidades y graduaciones está al alcance de la mano. Nadie medianamente informado y con dinero suficiente eligiría, por ejemplo, una cerveza barata de las que ya se sabe que hacen doler la cabeza y causan indigestión, por sobre una de mejor calidad, en cuya marca y fórmula confía.
¿Cómo sería si pudiésemos acceder a ese caudal de información sobre todas las drogas que habitualmente se consumen, aunque a espaldas de la ley? El profesional es tajante:
“Las drogas existen desde que el hombre es hombre. Negar la educación sobre drogas a lxs jóvenes cuando en todos los niveles sociales están expuestxs es tan grave como negar la educación sexual. Hay que prepararlos desde niños y que sepan qué son las drogas, para qué cosas pueden llegar a ser buenas, para qué cosas son malas, y por qué son peligrosas. Si vos sólo le decís a los chicos ‘la droga mata’, cuando lo hacen una vez y ven que no los mata sienten que es todo mentira: y ahí vienen los problemas. Sólo así se puede tener un consumo consciente”.
Para un desepeje de dudas rápido, desde PAF recomiendan el cuadro de combinaciones tripsit.me que ellxs mismos usan para su trabajo:
Credito:
Fuente: El Planteo – Consumo Responsable: La Interacción del Cannabis con Otras Sustancias