Todas las operaciones de cultivo enfrentan el peligro potencial de contaminantes biológicos como el moho, la levadura, el Aspergillus, E. coli, Salmonella y otros patógenos dañinos. En la mayoría de los estados donde el cannabis es legal, las leyes requieren que los productos destinados a la distribución se sometan a pruebas microbiológicas antes de ingresar al mercado. Sorprendentemente, el 10-15 por ciento de las pruebas legales de flores de cannabis no cumplen con los límites estatales de unidades formadoras de colonias (CFU, por sus siglas en inglés). No aprobar las pruebas microbiológicas puede tener graves consecuencias para los cultivadores comerciales, incluyendo pérdida de ingresos, multas costosas, litigios de responsabilidad, daño a la reputación e incluso la pérdida de su licencia comercial.
Consumir cannabis contaminado puede llevar a problemas de salud graves. A medida que la industria se desarrolla, es probable que se desarrollen regulaciones adicionales para incorporar estándares más uniformes con pruebas aún más rigurosas para garantizar la seguridad tanto de los consumidores médicos como recreativos. Los clientes también esperan cada vez más que los productos legales que compran cumplan con ciertos estándares de seguridad y calidad. Al igual que asumimos públicamente que los alimentos que compramos en los supermercados son seguros para consumir, queremos tener la confianza de que los productos de cannabis cultivados y vendidos legalmente también son seguros.
La solución es la remediación del cannabis. Los buenos procesos de fabricación pueden resolver la mayoría de los desafíos microbianos, pero eso por sí solo no garantiza el cumplimiento de las regulaciones estatales. Los cultivadores deben adoptar un enfoque proactivo para remediar el crecimiento microbiano dañino en todo lo que producen.
Someter la biomasa a un proceso de remediación o descontaminación puede ayudar a asegurar que el producto final cumpla con los requisitos de pruebas microbiológicas existentes y futuras, y brindar a los cultivadores la confianza de que solo están distribuyendo productos seguros y limpios en el mercado legal.
Hay muchos métodos de descontaminación disponibles para los cultivadores. Algunas de estas tecnologías se han trasladado desde la industria alimentaria, pero no todas son ideales para los requisitos únicos de nuestra industria. Cada método tiene sus propias ventajas y desventajas, y es beneficioso que los cultivadores, los distribuidores mayoristas y otros actores clave estén informados sobre sus opciones antes de invertir en nuevos equipos o procesos.
A continuación se ofrece una descripción general de cada uno de los principales métodos de remediación.
Solventes
Aproximadamente la mitad de todo el cannabis cosechado pasa por un proceso de extracción que utiliza solventes como el etanol para crear los concentrados que se infusionan en productos minoristas no florales, como comestibles. El proceso también funciona como un proceso de descontaminación, ya que los solventes eliminan todos los patógenos inadvertidamente. Sin embargo, hay una tendencia creciente en la industria de utilizar procesos de extracción sin solventes, que probablemente no eliminan los patógenos. Para el material vegetal que no se destina a la extracción utilizando un solvente, probablemente aún sea necesario realizar una remediación.
Autoclave
Un sistema de autoclave utiliza calor y presión para matar microbios. Esta es una opción fácil de usar, pero lleva mucho tiempo y no permite procesar el inventario de manera eficiente. Debido a que los autoclaves emplean humedad, aumentan el riesgo de infestación por moho y pueden causar descarboxilación, reduciendo así la cantidad de THC disponible para el usuario y alterando otras propiedades físicas de la planta.
Gas de ozono
El gas de ozono (O3) es una molécula altamente reactiva que destruye las paredes celulares de los microbios, inactivando o “matando” patógenos. El tratamiento con gas es económico pero lleva mucho tiempo. Además, es posible que el O3 no penetre completamente en la flor y en algunos casos también pueda dañar los terpenos.
Radiofrecuencia
La radiofrecuencia (RF) es una energía electromagnética que se produce cuando la exposición provoca una rápida oscilación de iones y moléculas polares como el agua, generando calor y eliminando los contaminantes objetivo. Sin embargo, debido a que la remediación mediante RF depende de la humedad, los microbios en áreas secas de la flor no se eliminan de manera efectiva. El tratamiento de RF también puede causar quemaduras y afectar negativamente la potencia, el color, el olor y el sabor de la planta.
Radiación de haz de electrones (E-beam)
La radiación de haz de electrones se refiere a electrones de alta energía generados por máquinas. Como los electrones no tienen masa, su penetración está limitada por la energía. Este método es altamente eficiente y entrega la dosis de manera significativamente más rápida que otras técnicas de irradiación, pero es costoso, intensivo en energía y generalmente produce una uniformidad deficiente en la dosis.
Gamma
La radiación gamma se utiliza en empresas que producen productos medicinales en algunos países con programas nacionales de medicamentos, como los Países Bajos y Canadá. Consiste en exponer el cannabis a fotones generados por la descomposición de un isótopo radiactivo que daña las cadenas de ADN presentes en la materia orgánica, reduciendo el crecimiento microbiano en las plantas. Sin embargo, el funcionamiento de estos sistemas puede ser peligroso y su uso es muy controvertido entre los consumidores.
Rayos X
Los rayos X son una forma eficaz de radiación de energía media a alta que proporciona una excelente penetración para productos densos como el cannabis sin el uso de un isótopo radiactivo peligroso. Un sistema de rayos X de radiación ionizante, o rayos X creados mediante electricidad de alto voltaje, puede penetrar completamente en las flores al destruir el ADN celular para desactivar los microorganismos sin cambiar el perfil químico de la planta ni alterar propiedades experienciales como el sabor, el color y los efectos psicoactivos. Estos sistemas requieren suficiente espacio en el suelo debido a su tamaño, así como una forma de deshacerse del calor capturado por un sistema de enfriamiento externo para mantener las fuentes de rayos X a una temperatura cercana al ambiente.
Dado que cada método puede diferir significativamente en efectividad, costo, seguridad, calidad y otros factores importantes, educarse sobre cada método ayudará a los cultivadores a determinar qué método se alinea mejor con los valores y objetivos de su empresa.
Independientemente del método que se elija, implementar un protocolo de descontaminación significa que una empresa está adoptando un enfoque proactivo para asegurar que sus productos cumplan con las pruebas microbiológicas existentes y futuras, reduciendo los riesgos financieros y ayudando a distribuir de manera confiable productos seguros y limpios en el mercado.
A medida que la industria del cannabis se expande rápidamente, priorizar la seguridad del consumidor será cada vez más esencial tanto para que las empresas individuales prosperen como para que el mercado legal en su conjunto tenga éxito.
Fuente: MG Magazine – Why Clean Cannabis Matters